jueves, marzo 08, 2018

8 de marzo


Aula 31. 12:05. 4º de Grado de Filología Hispánica. Nadie. Tengo en clase a diecisiete mujeres y dos hombres; y hoy no había nadie. No me importa. Al contrario. Estamos analizando Poeta en Nueva York y había pensado en no avanzar por si algunas alumnas hacían huelga, y dedicar la clase a hablar de mujeres en la historia de la cultura española. Habría estado bien, por no aparcar del todo a Lorca, comenzar recordando la fascinadora interpretación de Silvia Pérez Cruz del «Pequeño vals vienés», y luego citar a Concha Méndez y a María Teresa León, y a «Las sin sombrero», y mostrar un trozo del documental más imprescindible. Habría seguido avanzando en el tiempo y puesto sobre la mesa la eminencia de María Moliner y de su Diccionario; y, qué se yo, comentar un poema de Ángela Figuera y terminar hablando de algún texto narrativo de Carmen Martín Gaite. Me demostraría a mí mismo que las mujeres, en la historia literaria, no han parado nunca, y que hay donde fijarse sin perder nada de calidad ni de miras.

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