lunes, octubre 31, 2016

La musa metafísica


«La musa metafísica» es el título de un cuadro del pintor italiano Carlo Carrà (1881-1966) que, para Juan José Lanz, representa bien uno de los rasgos más característicos de la poesía de Guillermo Carnero: la reflexión metafísica. Por eso lo ha elegido para nombrar este libro, La musa metafísica. Ensayos sobre la poesía de Guillermo Carnero (Valencia, Institució Alfons el Magnànim-Diputación de Valencia, 2016), y para ilustrarlo con la viñeta que puede observarse en su cubierta. Hace más de veinticinco años que Juanjo Lanz lleva escribiendo y publicando reseñas, notas críticas y artículos sobre el autor valenciano, y buena parte de esos trabajos conforma ahora este volumen que se abre, tras un «Preámbulo» justificativo, con una «Nota biobibliográfica de Guillermo Carnero» de seis páginas y pico, y se construye con seis ensayos sobre el culturalismo, lo metafísico, lo metapoético, la concepción barroca y simbolista de la obra carneriana o sobre títulos concretos como Dibujo de la muerte, Divisibilidad indefinida o Cuatro noches romanas, que recorren de principio a fin toda la trayectoria del poeta. Son los siguientes: «Rechazo del realismo y del surrealismo: por una concepción barroca y simbolista de la poesía», «Dibujo de la muerte: écfrasis e imitación artística», «Teoría y práctica poética: la metapoesía a través de los poemas 'El sueño de Escipión' y 'Variación I. Domus Áurea'», «Una nota sobre Divisibilidad indefinida (1990)», «La mano que mueve la pluma. Metapoesía y autorreferencialidad en la poesía española contemporánea. 'Ficción de la palabra', de Espejo de gran niebla (2002)» y «La poesía metafísica: Cuatro noches romanas (2009)». Trabajos identificables para aquellos que conozcan la producción de este profesor de Literatura Española de la Universidad del País Vasco publicada en revistas como El Urogallo, Zurgai o Cuadernos hispanoamericanos y autor de libros fundamentales sobre poesía española contemporánea. La primera nota biobibliográfica debe complementarse con la exhaustiva «Bibliografía» de y sobre Guillermo Carnero de casi treinta páginas que se incluye al final (págs. 183-210), justo antes de una selección de poemas citados («Ávila», «Plaza de Italia», «El embarco para Cyterea», «El sueño de Escipión», «Variación I. Domus Áurea», «Convento de Santo Tomás» y «Ficción de la palabra»). A pesar de su publicación previa, estos trabajos de Lanz cobran un nuevo sentido reunidos en este volumen, reordenados para acomodarse a la cronología de una obra poética iniciada en 1966 y aún en marcha, y que con estas páginas vuelve a actualizar su importancia en el panorama de la poesía española de los últimos cincuenta años. Una importancia puesta de manifiesto también en el anterior número de esta colección «Debats» de la Institución Alfons el Magnànim, un impagable texto sobre la poesía de Guillermo Carnero escrito por él mismo: Una máscara veneciana (2014), que tuve ocasión de reseñar para el último número (6) de la revista Suroeste. Los dos volúmenes, así, se complementan, ya que al análisis de la dimensión metafísica realizado por Juanjo Lanz se suma, en sus propias palabras, «el enmascaramiento como búsqueda de una nueva forma de expresión de la intimidad» (pág. 160), que es otra de las claves de la trayectoria de Carnero.

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