martes, marzo 19, 2013

Matriz desposeída


Me alegra mucho que desde el título de esta antología se evoque la obra poética de Ángel Campos Pámpano («madre   matriz   materia / desposeídas», del poema dedicado a Javier Fernández de Molina que dio título a su poesía reunida La vida de otro modo). Me alegra, porque a todos los significados cordiales se une el del vínculo que cabe establecer entre la realidad poética (extremeña) que Ángel ayudó a crear y algunos de sus frutos encarnados en unos poetas nacidos en Extremadura que han ocupado y ocupan el panorama de los últimos cinco años del siglo pasado y los trece primeros de éste. Que el poeta mayor y mayor poeta de la reunión, Javier Rodríguez Marcos (1970), evoque a Ángel Campos y a Álvaro Valverde en sus palabras de poética es muy significativo; y que en los poemas de otros autores como Mario Lourtau (1976) o Alex Chico (1980) se aprecien ecos de estos dos amigos escritores o algún homenaje manifiesto es más que elocuente. Por eso los responsables de la antología, Mario Martín Gijón y Rafael Morales Barba, tan cercanos a la poesía contemporánea que nos muestran, proponen en esta selección, así lo creo, la fértil comunicación entre generaciones o momentos generacionales de la poesía escrita por autores extremeños en estos últimos años. De los doce poetas —entre los que tan sólo hay una mujer, Elena García de Paredes (1976)—, tres o cuatro ya no entrarían en los criterios de la antología de incluir a autores menores de cuarenta años. Quizá ha tardado demasiado tiempo en publicarse Matriz desposeída. Últimas voces de la poesía en Extremadura (Cáceres, Diputación Provincial de Cáceres, Colección Abezetario, 2012). Algo me han contado; pero quede aquí el apunte sobre el tiempo inexorable, que "todo locura", como dice un verso en otro sitio de otro de los poetas incluidos, José Antonio Llera (1971). De los doce, me quedan por citar de la lista —no hay reparo sobre ella— a José Mª Cumbreño (1972), Antonio Reseco (1973), Daniel Casado (1975), Julio César Galán (1978), José Manuel Díez (1978), que acaba de hacerse con el Premio Hiperión de Poesía, Luis Darío (1980) y Urbano Pérez (1981), que son los más jóvenes. La antología está bien hecha y la selección es intachable; ahora, lo único que falta es que tenga visibilidad, que se distribuya más allá de Pintores, 10. Buenas voces; que el tiempo se encargará de negar lo de últimas.

1 comentario:

Mario Martín dijo...

Gracias, Miguel Ángel, por tu reseña, que precisamente contribuirá a darle más visibilidad a esta antología. Un abrazo, MMG.