domingo, agosto 05, 2012

Homenaje al yugo fraterno


El otro día mi hermano Josemari se enfadó conmigo por nada. Hablamos con frecuencia y él a veces se exaspera por lo que yo considero bobadas, por alguna pamema. Aunque no lo parezca —qué tontería—, los de la fotografía de arriba —él, mi hermano, y el que escribe esto— han hablado hace unos días sobre la investigación histórica, sobre lo importante de no quedarse en la individualidad del prohombre. (No viene al caso; pero Ángel González escribió un poema con ese título —"Prohombre", de Grado elemental— en el que decía aquello de que "Por sus ujieres lo conoceréis", y lo tengo asociado a los años de la tierna juventud en la casa de nuestros padres en un cuarto compartido). Han hablado de que somos relación humana, que los hechos se explican principalmente sobre los hilos que nos unen, que nadie, históricamente, se sostiene solo, por muy sólido que sea su pedestal. En fin —también—, que somos hermanos y, a pesar de no haberlo elegido, estamos contentos por serlo. Yo más, porque mi hermano ha dicho cosas de vez en cuando que me han marcado para toda la vida que llevo. La foto puede ser de 1968. Mi hermano Josemari y yo en la Feria de Zafra, cuando la feria era lo que era; o sea, cuando nosotros éramos niños. Él, como en la foto, casi siempre ha llevado las riendas. Obsérvese mi mano derecha sobre el pretil del carro que tira un caballo manchado del tipo que salía en Bonanza, que yo creo que era el que montaba Little Joe (Michael Landon). Ni mi mirada ni mi mano mostraban seguridad; al contrario. Sin embargo, Josemari... Qué bien daba a cámara. En septiembre de 2007 mi hermano me amenazó [en uno de los comentarios de aquí] con denunciarme si seguía publicando fotos de infancia. Je, je. De risa me escacho, que diría don Ramón María. (Próxima entrega: Hermanos. Que no será lo que parece).

1 comentario:

josemarialama dijo...

Cualquiera que te lea pensará que eres un pusilánime subyugado por tu "fotogénico" hermano. Menuda prenda. Me preocupas. Advierto un deterioro evidente, no se si fruto de las muchas lecturas (síndrome de Don Quijote) o de la edad (síndrome del abuelo Cebolleta). En cualquier caso, te conmino -y a tus lectores pongo por testigos- a que ceses en esa obscena publicación de fotos familiares antiguas en las que siempre se me ve el paquetín. El (gran) hermano.