sábado, octubre 22, 2011

Chelo

© Ángel Corbacho
Me pilló —como siempre— en Zafra, y le debía estas líneas. Fue el 2 de octubre cuando lo supe. Chelo murió el primer día del mes, sábado. Era Chelo para todo el mundo Consuelo Sánchez Fondón, la librera de la calle Moret, la viajera impensable de la calle Moret. La calle Moret de Cáceres es a este que escribe lo que el corredor atlántico-mediterráneo a la red transeuropea de transporte; es decir, la más transitada y más vivida y sin embargo, bocacalle que no lleva del todo al centro, no. Allí vi a Chelo por última vez mientras la vecina del ultramarinos le reconvenía por trabajar tanto, por tanta paliza, le decía, y le recomendaba cariñosa descansar. Dos días después echó el cierre la tienda y un letrero en la puerta —"Cerrado por jubilación"— fue determinante. No hace mucho que había entrado en su garita para preguntarle por los libros que no estaban a la vista. Todavía tenía algunos ejemplares de la colección "El libro Aguilar" con los grandes títulos de Lampedusa, de Gorki, de San Juan de la Cruz, y recordé cuando hace ya bastantes años le compré Poesía española (Gredos), de Dámaso Alonso, y me dijo: —Se lleva usted un buen libro. Entrañable, tolerante y condescendiente, Chelo siempre ventiló desde su calle afanes de mundo, del mundo por parcelas de las guías que vendía. Creo que nació el año de la guerra. Será por eso. Agradezco a Ángel Corbacho esta fotografía. Estupenda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hermano y yo pudimos disfrutar de ella. De entrar en aquel fabuloso caos que controlaba a la perfección. Compramos algún libro y hasta vinilos. Fue siempre amable y destilaba ternura.
Pienso ahora en todos aquellos libros, papeles amontonados. Sabrán buscar su sitio sin ella?

Una pena la verdad.

un abrazo,
fernando

Anónimo dijo...

A mí también me ha dado mucha pena su desaparición. He pasado toda mi vida en esas calles y ella me ha visto crecer. La verdad, es que la ciudad ha perdido a una de sus libreras más famosas y queridas.

Teresa Guzmán dijo...

La calle Moret no volverá a ser la misma sin ella, sin su amor por los libros y sin ese minúsculo mundo que era su librería.

Hasta siempre Chelo
Requiescat in pacem