sábado, julio 16, 2011

Del otro lado

He viajado con este libro a Portugal. Allí lo he leído. No sé si por convencimiento de que no es lo mismo leer Las uvas de la ira en Oklahoma que hacerlo en Cáceres. No deja de ser una sugestión tonta. Porque con el libro de Ana Olivera puede ocurrirte lo que a mí, que te defrauda si buscas otra mirada sobre el paraje que miras; por ejemplo, el parque Peneda-Gerês, que merece unas páginas en este libro que no concuerdan con lo que he contemplado. No es, pues, un libro de viajes ni una crónica. Se trata de un relato intimista de muy agradable lectura. Aquí o en las sangrientas Feroe. He sentido más con los pórticos literarios de las cuatro secciones de esta obra y con algunos de sus meandros reflexivos que con la mayor parte de sus estaciones íntimas —en Lisboa, Évora, Melides, Nazaré, Braga, Guimarães, Óbidos, Monsaraz, Coimba, Praia da Luz, Estremoz...— y con el más que meritorio intento de construcción de una historia —novela, literatura, y no crónica, para un lector como Álvaro Valverde— con sus agonistas, en la que entreveo claves de lectura más allá de las notas y agradecimientos con los que se cierra esta opera prima. He viajado con este libro a Portugal y allí lo he leído.
[Ana Olivera, Del otro lado. Mérida, ERE (Col. Viajeros y estables), 2010]

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