miércoles, abril 28, 2010

Tercera afirmación de José Antonio Zambrano

El último libro de José Antonio Zambrano está contenido entre el primer verso del primer poema y el último del último poema. La perogrullada viene por ser el primer verso "Mantengo lo que he dicho" y el último verso "el único poema al que aspiro." Ahí es nada, para estos Apócrifos de marzo. Si el primer verso mira hacia lo hecho, hacia una de las trayectorias poéticas más exigentes consigo misma que uno conoce; el último verso vuelve a la pertinacia, al afán por la palabra que explica la dedicación durante años a esto. Da, ese último verso, la necesidad de la palabra futura, de la misma exigencia de siempre, que es la que hace de este libro una obra distinta o, como dice Alonso Guerrero, "lo bastante original para abrir un camino sólo escasamente presentido en su obra previa". Obra original este nuevo libro, sí, y añadiré que de una extraordinaria clarividencia sobre la propia poesía escrita durante treinta años, sobre lo hecho, sobre lo dicho. Y que sigue buscando cómo decir.
Fue en septiembre de 2008, en Torremejía, cuando José Antonio me dio este libro mecanoscrito. Habíamos quedado para comer un cochinillo que quedó en unas chuletas de cordero porque allí sólo lo sirven por encargo, y el poeta, a veces, olvida, inútil como el lirio —que dijo Cernuda en "El ruiseñor sobre la piedra"—, el mundo práctico. Es mi tercera afirmación de José Antonio, tras la primera y la anterior a ésta. Un placer.

José Antonio Zambrano, Apócrifos de marzo. Prólogo de Alonso Guerrero. Madrid, Calambur Editorial (Poesía, 102), 2009.

lunes, abril 26, 2010

Javier Rodríguez Marcos en Letras

© Fundación Juan March
Con motivo de la festividad —que es hoy, 26 de abril— de San Isidoro, patrón de la Facultad de Filosofía y Letras, el poeta Javier Rodríguez Marcos (Nuñomoral, 1970), redactor del diario El País, dirá mañana la conferencia Cultura y periodismo: elogio de las Humanidades antes del cierre de la primera edición. Javier es uno de los autores más interesantes de los que surgieron en la década de los noventa por estos pagos. No necesito que X, una vecina de mi calle, o Y, un escritor con un premio importantísimo, me hablen bien de él. Lo sé, y sé que todo el mundo tendrá palabras agradables para lo que es y lo que hace. Será mañana, a las 11:30, en el Paraninfo de la Facultad. Un placer.


Aquí pueden escucharse sus intervenciones en la Fundación Juan March, las más recientes en el ciclo espléndido de Poética y Poesía.

domingo, abril 25, 2010

Domingo

Leo en El País el artículo de Juan Goytisolo sobre su amigo Guillermo Cabrera Infante (1929-2005) y su libro póstumo Cuerpos divinos. Es un texto más, y de interés, para sumar a las páginas que ha escrito el autor del Don Julián sobre su relación con Cuba, y en cuya lectura cronológica pueden observarse su coherencia y su firmeza. Entre las primeras páginas, que cita en el artículo, las que conservo en la edición parisina: Pueblo en marcha (1963), cuya cubierta reproduzco. Dice Goytisolo hoy, distanciado de aquello, que el valor más seguro de ese libro "es sin duda la reproducción fonética de la sabrosa habla popular cubana". Un ejemplo:
"—La Revolusión debe acabar con los comecandela y los aprovechaos —dijo uno—. Queremos a la gente clara, sin aguaje.
—Lo revolusionario tenemo que da ejemplo en to loj órdene. —Antes de lanzarse a uno de sus párrafos, Hilario se acariciaba la barba—: Lo que son la cosa... En la coperativa onde trabajo hay una chiquita de diesiocho año que conocco dedde quera una niñita. Antié noche me iba yo pal almasén y me sale al encuentro y me suelta: Viejo, ¿quié que de diga un secreto? Me gutta mirarte la cara. Cuando te osservo, no sé, siento unaj emosionej ettraña que nunca había conosío ni sabía quesittían... Un cocquiyeo en la sangre, un deseo dettá serca de ti..." (págs. 34-35)
Tiene esa edición de Pueblo en marcha un glosario con palabras cubanas e incluso con la explicación de siglas como INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria).
En su libro En los reinos de taifa (1986), Juan Goytisolo contó su última por aquel entonces visita a Cuba en 1967, su encuentro con Carlos Franqui, y cómo, cuando fue entrevistado para una televisión, el periodista le rogó que, al referirse a la narrativa cubana, no mencionara a Cabrera Infante, "pese a que por aquellas fechas no había roto aún con la revolución", escribe Goytisolo. Éste no citó a Cabrera Infante; pero dijo que las novelas cubanas más importantes aparecidas por aquellos años eran Paradiso, Tres tristes tigres y El Siglo de las Luces. Al día siguiente, Lezama Lima llamó a Goytisolo al hotel para agradecerle la mención y decirle que era la primera vez que alguien hablaba de su novela en la televisión cubana. Al fondo, Cabrera Infante.

sábado, abril 24, 2010

Sábado

Es indignante que se lea tan poca poesía medieval en los blogs. Es una vergüenza. Alguien tendrá que poner remedio a esto. Si no, siempre nos queda querellarnos. Poner un pleito.

 Es vida perdida
vivir sin amor.
Mejor es vivir
pesar y dolores
que estar sin amores.


Juan del Enzina

viernes, abril 23, 2010

Día del Libro

Hace ya casi dos años, Tomás Sánchez Santiago me envió —con carta manuscrita— este libro que editó en 2008 la Junta de Castilla y León, la segunda entrega de La biblioteca del náufrago, en la que cinco autores escriben sobre los libros, como dice Tomás, "que más y mejor mordieron a uno en su día". Son Jesús Ferrero, Antonio Gamoneda, Esperanza Ortega, Fernando Sánchez Dragó y Tomás Sánchez Santiago.
Jesús Ferrero (1952), que pone Ivanhoe como la primera novela plenamente literaria que le salió al camino, destaca Bajo el volcán de Lowry, y Berlin Alexanderplatz de Döblin, entre muchos títulos y visitas al gran árbol de la literatura. Antonio Gamoneda (1931) evoca las apariciones de un niño de la guerra. La poesía, claro, Gustavo Adolfo Bécquer, y "un libro maravilloso" llamado Segunda Antolojía Poética; pero también Crimen y castigo. Esperanza Ortega (1953), lectora precoz que llenó con libros sus muchas horas de cama por una enfermedad en su juventud, habla de dos títulos que yo tengo pendientes: El baile, de Irène Némirovsky, que murió en el campo de concentración de Auschwitz y Vida secreta, el ensayo de Pascal Quignard. Y muchas más lecturas. Fernando Sánchez Dragó (1936), que aprendió a leer a los tres años y que hizo el cálculo en 2008 de sus libros leídos —30.000 títulos—, habla de clásicos, de los extraordinarios libros de aventuras, de la literatura sapiencial de Oriente y de un libro "importantísimo en mi vida", Las enseñanzas de don Juan, del antropólogo peruano Carlos Castaneda. Por último, Tomás Sánchez Santiago (1957), preciso siempre, nos muestra su biblioteca: Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico; Robert L. Stevenson, La isla del tesoro; Alfred Döblin, Berlin Alexanderplatz; Julio Cortázar, Cuentos; Carl Seelig, Paseos con Robert Walser; Líricos arcaicos griegos; Garcilaso de la Vega, Poesía; Luis Cernuda, La realidad y el deseo; Claudio Rodríguez, Obra poética. Y, al final, en trampa confesada, habla de un libro que no existe, el que formarían fragmentos, páginas, versos de muy variada procedencia y conversaciones, recomendaciones, poemas de una multitud de amigos, de Aníbal Núñez a Miguel Ángel Muñoz Sanjuán... Libros.

Es muy fuerte

© Rufino Vivas, El Periódico Extremadura
Del Diccionario de Autoridades, 1732 (Tomo III). FUERTE. Significa también terrible, grave, excesivo. Como Fuerte rigor, lance fuerte.

jueves, abril 22, 2010

Pedro Álvarez de Miranda elegido académico de la RAE

© Pura de Pedro
He estado pendiente en la distancia del pleno de la RAE en el que se elegía al académico que ocupará el sillón Q que dejara Castilla del Pino. Ya dije aquí que el lexicógrafo, catedrático de lengua española en la Universidad Autónoma de Madrid, Pedro Álvarez de Miranda, había sido propuesto. Qué alegría ahora.
Siempre he creído que Pedro Álvarez de Miranda estaba ya en la Academia, que era un académico idóneo desde hacía mucho tiempo; porque desde hacía mucho estaba vinculado a la institución y ha trabajado con rigor por ella.
Es curioso. En el índice de palabras —de abundancia a vulgo— del gran libro de Pedro Álvarez de Miranda, Palabras e ideas: el léxico de la Ilustración temprana en España (1680-1760), publicado en los Anejos del Boletín de la Real Academia Española en 1992 y galardonado con el Premio Rivadeneira de la Real Academia Española, la única palabra que comienza con la letra inicial — la Q— por la que Pedro Álvarez de Miranda entra en la Academia es quijotismo. Hoy, precisamente, cuando mañana se entrega en Alcalá de Henares el Premio Cervantes a José Emilio Pacheco. Hoy, cuando he llamado a casa de Pedro y me ha cogido el teléfono Pura, su mujer, feliz. Ella me ha dicho que allí estaba David T. Gies, un gran amigo de Pedro —del que no estoy muy alejado, al contrario— que ha venido a España desde Virginia para estar en Madrid hoy y en Alcalá mañana por el premio que lleva el nombre del autor del Quijote. Qué alegría estar en casa y abrazar al amigo académico. Un placer. La Q. Enhorabuena.

miércoles, abril 21, 2010

La quinta dimensión

Hemos presentado esta tarde un libro singular publicado por la Universidad de Extremadura. El resultado de la colaboración de un artista fotográfico y de una veintena de escritores. Un libro que pretende ser una contribución a la imagen de nuestra Universidad. No ha ido ningún medio a cubrir el acto en el día en que la ciudad de Cáceres se echa a la calle a sacar en procesión a su patrona la Virgen de la Montaña.
El libro tiene la singularidad de que todos sus autores tienen una vinculación con la Universidad de Extremadura; bien porque se licenciaron o doctoraron en ella; porque son profesores o porque han estado vinculados a la UEX por el programa de becas de escritores de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta extremeña. Un libro universitario. El autor de las fotografías, Pedro Casero, que es profesor de Biología Celular en la Facultad de Ciencias, y los escritores que colaboran: Francisco Vaz Leal, Malén Álvarez, Luis Sáez Delgado, Antonio Sáez Delgado, Basilio Sánchez, José Antonio Llera, Javier Cano, Juan Copete, Irene Sánchez Carrón, Miguel Ángel Lama, Ada Salas, Javier Pérez Walias, Santos Domínguez, Alonso Guerrero, Pilar Galán, Dulce Chacón, Inmaculada Chacón, María Rosa Vicente, Francisco Rodríguez Criado y Mar Testón.
Además de su sugerente argumento artístico, el libro da cuenta de un estado de las cosas en esta comunidad.
La quinta dimensión. Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 2009.

Sin más palabras


Me lo ha enviado Isabel Ródenas, mediante Maribel Rodríguez Ponce, convencida de que todos vamos a lanzarnos a comprar esta novedad de la tecnología punta. Se agradece.

martes, abril 20, 2010

Puntos y comas

Cuando Jesús García Calderón me ha dicho esta mañana que debería volverse a poner en el plan de estudios de Derecho una asignatura de Lengua y Literatura Españolas, nos hemos acordado ambos de Luis Cernuda y de su profesor de literatura, Pedro Salinas. En la Certificación Académica Personal de Cernuda cuando estudió Derecho en Sevilla entre los años 1919 y 1925, que se reprodujo en aquel espléndido Álbum editado por la Residencia de Estudiantes el año del centenario del poeta, se pueden ver las asignaturas de primero: Lengua y Literatura Españolas, Lógica Fundamental e Historia de España.
¡Ay, Jesús!, le digo ahora a quien me ha hablado de la posibilidad de que a los futuros profesionales del Derecho se les enseñe a escribir; que alguien les diga dónde hay que poner una coma. Y me he acordado de este libro (José Antonio Millán, Perdón imposible. Guía para una puntuación más rica y consciente. Barcelona, RBA, 2005). Estaban también Jesús Mª Gómez Flores y Francisco J. Tovar Paz. Siempre ameno y sabio, Jesús García Calderón, que ha empezado su lectura leyendo el poema de amor con el que reabrió su blog en octubre de 2009, nos ha hablado de uno de esos lúcidos despreciados como fue Ernesto Vega de la Iglesia, del que escribió allí mismo, en su blog. Y hemos vuelto a la necesidad de que jueces, abogados, notarios y secretarios judiciales, entre otros, escriban razonablemente. Y me he acordado del libro de Millán, del que disfruté cuando salió. Cuenta Millán en el prólogo su recuerdo de la anécdota atribuida a Carlos V, al que se le pasó para la firma una sentencia: Perdón imposible, que cumpla su condena. Al monarca, dice José Antonio Millán, le ganó su magnanimidad y movió la coma de sitio: Perdón, imposible que cumpla su condena. No estaría mal como primera lección para los que dictan sentencias, escriben sumarios o levantan actas. Y para todos los demás. Y para la afición en general.

lunes, abril 19, 2010

Jesús García Calderón en Letras

© Jesús García Hinchado
Tomo esta foto de Jesús García Calderón (Badajoz, 1959) del número especial de la revista cordobesa Ánfora Nova dedicado a este escritor bajo el título de La lúcida voz de la memoria, y del que habló en su blog Álvaro Valverde.
Jesús García Calderón es un ciudadano sobresaliente —Fiscal Superior de Andalucía—; y también, un escritor sobresaliente. Así le conocí hace ya bastantes años. Es poeta. Estuvo en la Facultad hace ahora casi dos años. Y mañana vuelve. Leerá poemas. Entre los más recientes, los que presenta la editorial cacereña Norbanova bajo el título El asombro escondido.
Mañana. Facultad de Filosofía y Letras. Aula 30. A las 12:00 horas.

Límites y progresiones


"No sé si debería haberme callado todo esto", escribe José María Cumbreño en este libro, en un apunte fechado en diciembre de 2007.
—No. —Le digo ahora.
Porque esta obra, Límites y progresiones, Tegueste (Tenerife), Ediciones de Baile del Sol, 2010, cuya cubierta está ilustrada por el grande Luis Felipe Comendador, es un potente ejemplo de coraje.
Coraje literario, si tal cosa existe. Si es así —que existe—, lo tiene José María Cumbreño en este libro. Por razón y pasión en la escritura. Va más allá de lo que dice, que, para algunos será impúdico, inapropiado, innecesario. Para mí es una demostración de mucho. Y, además, incorpora a su discurso una reflexión (o escena) sobre la licitud y los límites de lo escrito en una nota de julio de 2007 que titula El pacto autobiográfico. Interesante.
Ahora bien; no es un volumen de cuentos, como dice el consabido texto de cuarta de cubierta, ni un poemario sin poema, ni, menos, un breve tratado de retórica. Tampoco, menos todavía, un diccionario de bolsillo. No es nada de eso. Es un diario con coraje. Es un cuaderno de apuntaciones sueltas sobre la propia vida, casi sin concesiones, con la rotundidad de lo vivido y sentido. Lo escribo como lector, con nombre y apellidos, profesión y razón social. Otros, aquellos que sean distantes, podrán tomarlo —yo también— como un relato con un argumento doméstico, en donde hay un narrador-testigo (Chema), una heroína (Chose), dos protagonistas (Manu e Irene) y un antagonista.
Aunque haya momentos en este libro valiente que prolonguen lo leído en el Diccionario de dudas de su autor, o en De los espacios cerrados, impera el argumento íntimo que tanto puede incomodar a los lectores que conocemos a Chose, a Manu, a Irene, a Chema, a Manuel Garrido, a casi todos los que salen en estas páginas.
Dos notas:
1ª. Discrepo radicalmente en tono amable de la frase: "Ana Ozores lleva lustros muerta y enterrada". Ni siquiera en sentido figurado la admito. Ni Ana Ozores muere en la inmortal novela, ni ha muerto y —menos— ha sido enterrada para la literatura ni para la sociología de provincias.
2ª. Prueba de la falta de distancia de este lector con respecto al relato. Anotación de febrero de 2008: Basilio Sánchez. Se la dedica Cumbreño al autor de Las estaciones lentas (Madrid, Visor, 2008), que había ganado el premio de poesía Tiflos. Y aprovecha para hablar de la mujer de Basilio, matrona, que asistió a Chose en el parto de Irene. "La primera persona que Irene Cumbreño Garrido vio al nacer", escribe. Mi hija Julia vio la misma cara amable de Maribel Muriel hace diecinueve años. No sé si fue en el mismo paritorio. ¡Ay, la literatura!
A falta de epistolarios como los de antes como fuente para los biógrafos, nos quedarán estos libros; que son como cartas dirigidas al lector. Un placer.

domingo, abril 18, 2010

Otra vez la muerte. Carlos Álvarez-Ude (1953-2010)

Noto los domingos también por la manera de leer el periódico, más ordenadamente. Hasta que he llegado a la página 60, incluyendo el cuadernillo central, ha pasado mucho tiempo. El que me pesa ahora por no haber conocido la muerte el viernes de Carlos Álvarez-Ude, al que homenajeamos el día 8 de febrero pasado, al que vi por última vez esa noche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Lo siento.
Al día siguiente de aquel acto, escribí, desde la Biblioteca Nacional, un texto que luego revisé para publicarlo aquí; pero que no terminé. No sé; quizá por pudor, por no confundir anacronía con necrología, por no comprender ni la vida ni la muerte, ni la lógica de ambas, tan incomprensible. Nacional-Ude, lo titulé. Decía:
El martes por la mañana me puse a escribir en este teclado amable desde el pupitre 13 de la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional, en donde —qué paradoja— sólo está permitido escribir con lápiz. Iba a apuntar algo sobre lo vivido la noche del lunes 8 en el Círculo de Bellas Artes, pero el trabajo se me acumulaba. Paso tan pocas horas al cabo del año en la Nacional que no me gusta distraerme.
Fue el lunes 8 de febrero, como estaba previsto, el homenaje a Carlos Álvarez-Ude en la Sala María Zambrano. Estaba llena. Carlos llegó cuando todos estábamos esperando dentro, y tardó en recorrer los pocos metros desde el rellano de la planta quinta hasta la tarima un buen porrón de minutos. Carlos estaba lento y paquidérmico; pero más le hicimos quienes nos acercamos a él para saludarle antes de que comenzase el acto. Cada saludo suponía un rato, y un esfuerzo grato para él.
El acto estaba cargado de emoción, sí, pero muy alegre. Y la que obró el milagro fue Ruth Toledano, que ha estado detrás de todo, junto a Alejandra, la mujer de Carlos, desde el principio de los tiempos y de los dos folios que ella dice que son el principio de todo. Juan Carlos Suñén abrió la boca para decir que el primero que habla es al primero que olvidan. No fue así, porque a punto estuvo de meter la pata del todo. Así que nadie olvidará al primero que habló, que, además, es batería del grupo de jazz más interesante que no escucharé en mi vida. Luego fue Germán Gullón, que pasó calor allá arriba, quien contó el sentir de las conversaciones con Carlos. Germán que hablaba de novelas y Carlos que hablaba de poesía. Y Ruth Toledano. Al quite. Aportando al acto el acento que tenía que tener. A Carlos se le encendió algo en las manos. Luego Miguel Casado provocó en Carlos una reacción distinta, un leve brillo en los ojos, cuando nombró a Hermínio Monteiro y a Ángel Campos. De eso se trataba. Y, en cierta manera, también estuvieron presentes por el decir de Miguel la mismísima María Zambrano y el ilustrísimo José-Miguel Ullán.

Aquí dejé aquello. No mencioné a Noni Benegas ni a Víctor García de la Concha, que también hablaron en el acto. Ni escribí nada sobre la sorpresa-regalo del acto, el libro Los mares detenidos, los poemas de Carlos (Madrid, Trama Editorial, 2010), con prólogo de Ruth y epílogo bajo el pie forzado de "¿Quién es Carlos Álvarez-Ude?" de una treintena de amigos y familiares.
Ahora, se ha muerto. Todos lo sabíamos, que la muerte que separa. Es el final de uno de los poemas de Carlos de esos Los mares detenidos. Siento su muerte y recuerdo a Ángel Campos Pámpano; nuestro desencuentro a propósito del homenaje —aquel, póstumo— a Ángel en el mismo sitio, en el Círculo de Bellas Artes; y el abrazo que nos dimos Carlos y yo, en aquel mismo lugar, saldando todo. Miguel Casado me lo notó en la cara.
Descanse en paz Carlos. Y el abrazo.

viernes, abril 16, 2010

El paisaje de poesía de Gerardo Diego

Algunos de los radiotextos que Gerardo Diego dijo en Radio Nacional de España entre 1947 y 1978 fueron difundidos en la edición de sus Obras completas que publicó la Editorial Alfaguara junto al Gobierno de Cantabria en 2000, por ejemplo, en los tomos de Prosa literaria que editó mi colega y compañero José Luis Bernal Salgado. Por esa edición, que me gustó mucho reseñar en el número 3 de la revista Laurel en 2001, leí estos apuntes, que no sólo fueron sobre literatura —las alocuciones sobre música son muy interesantes—, del autor de Imagen en un medio tan querido como la radio.
Recuerdo que José Luis Bernal me dijo que quedaba mucha tarea referida al Panorama Poético Español, que así se tituló la serie de ese espacio sonoro semanal durante tantos años, y que también llegó a Hispanoamérica. Por eso, se creó un grupo de investigación con un proyecto I+D+I, con el propósito de la elaboración de una edición, de un estudio y de los índices del Panorama de Diego, compuesto por más de dos mil colaboraciones. Desde luego, lo mejor, está por llegar, que es todo ese material enorme clasificado y dispuesto para su consulta en un formato manejable.
Gracias a Pureza Canelo, directora junto a Elena Diego de la colección de intencionado título dieguino "Bodega y azotea" en la que aparece, me llegó este volumen coordinado por Manuel J. Ramos Ortega y José Jurado Morales: El Panorama Poético Español de Gerardo Diego. Radio y literatura en la España de la segunda mitad del siglo XX. Santander, Fundación Gerardo Diego (Col. Bodega y Azotea, 2), 2009. Como puede suponerse, proviene del proyecto referido y, más concretamente, de un congreso celebrado en Cádiz en 2007. El resultado, de tan nutrido, es desigual y a veces reiterativo en algunas explicaciones, como suele ocurrir en estos volúmenes con aportaciones sobre el mismo objeto; pero no por ello menos valorable. En la primera sección, la más específica sobre el Panorama y su contexto, las contribuciones son muy esclarecedoras. Los trabajos de Elena Diego, José Jurado Morales, José Luis Bernal, Francisco J. Díez de Revenga, Julio Neira y Olga Rendón Infante tratan las características de los radiotextos, su aportación en el contexto de la radio y la literatura en la posguerra y la transición españolas, los contenidos, que iluminaron algunos lados de la poética creacionista —como señala Díez de Revenga— o que aportaron información sobre las nuevas promociones de poetas, como las cumbres de José Hierro o José Luis Hidalgo —en el texto de Julio Neira— o las de Ricardo Molina —al que Diego comparó, en una alusión no muy bien comprendida, con el poeta dieciochesco Francisco Gregorio de Salas— y el grupo Cántico cordobés —en el capítulo de Olga Rendón Infante. A estas aportaciones se suman los trabajos de campo; a cargo de Regina Jiménez González, Paulo Antonio Gatica Cote, Belinda Rodríguez Guerrero, Mª Teresa Navarrete Navarrete, Ana Zarza Rondón, Nazaret Gijón Arroyo e Ignacio Pérez Pérez, que son los que revisan, paso a paso, por tramos —finales de los años 40, el año 58, los años 61, 62 y 63, el 66 y el final del Panorama, entre 1968 y 1978—, la gran aportación radiofónica de Gerardo Diego.
El volumen se cierra con una parte que tiene menos relación con el principal objeto del Panorama Poético Español, y que recoge otros trabajos sobre Gerardo Diego.

miércoles, abril 14, 2010

Con Garzón

© Luis Sevillano
Con el juez Garzón, en contra de este absurdo; pero desde el pesimismo. Porque si la extrema derecha logra cuestionar la labor de un juez de la democracia que quiso dar un paso adelante en la reparación de una injusticia de la historia que tiene marcado a este país desde hace demasiado tiempo tras la restauración de las libertades; mañana —por citar causas incoadas por el juez Baltasar Garzón— los narcotraficantes lograrán que otro juez tramite un expediente contra el que pretendió perseguirles. Y, mañana, tapados representantes de ETA presentarán un recurso contra quien no cree en la fuerza de las armas y las persigue. Simularán que se trata de cuestión procesal o de procedimiento; nunca esgrimirán la razón de la justicia. La otra justicia se impondrá, la que, en una torticera aplicación de una supuesta estricta letra, perseguirá al inocente activo, al que no se calla.
Hace ya dos meses, en el blog de mi hermano José María... Y seis comentarios. Ay. Ahora toca, parece, para nada, movilizarse y encerrarse.

domingo, abril 11, 2010

Cadalso


A la memoria de Manuel Camarero (1955-2002)
José Cadalso (1741-1782) conoció a su padre a los trece años. Su madre, dijo él, murió en el parto; pero es seguro, o casi, que falleció dos años después. Cuando conoció a su padre, Cadalso estaba en París, estudiando en el Colegio Louis-le-Grand, sin madre y con padre por conocer. Corría 1754.
El día de la llegada de su padre, el joven Cadalso, en compañía de su ayo, se puso en camino para encontrarse con él. Pasó una silla de posta y se dijo: —Ahí va mi padre. Pero el ayo no hizo caso.
El padre de Cadalso, que venía acompañado de un amigo, en el camino, dijo: —Aquel muchacho es mi hijo. Pero su amigo no hizo caso.
Al cabo de unas horas, cuando padre e hijo se encontraron, dijo el primero: —¿No dije que éste era mi hijo? Y el hijo dijo: —¿No dije que éste era mi padre?
Se vieron poco luego; pero se intuyeron.

miércoles, abril 07, 2010

La página de Javier Martín Santos, Editor

El editor cacereño Javier Martín Santos, sello privado que publica los libros ilustrados de Javier Alcaíns, acaba de abrir página web. La novedad viene acompañada de un anuncio que no por conocido recibo con menos regocijo: la próxima publicación de Le Cantique des Cantiques, el libro editado e ilustrado por François-Louis Schmied a finales de 1925 sobre la traducción francesa de Ernest Renan y a la que se suma la clásica y magnífica versión de Fray Luis de León.
La edición de Martín Santos se hace a partir del ejemplar número 11 —de la tirada original de 110 copias—, propiedad de la Biblioteca de Ginebra. La obra es una joya de diseño tipográfico y es un acierto su reedición en este sello selecto y especializado que tenemos tan cerca.

martes, abril 06, 2010

Un año

© Alessandro Bianchi. Reuters.
Se cumple un año del terremoto que asoló L'Aquila y parece ser que todavía sigue siendo, después de doce meses, un lugar lleno de escombros. No hace muchos días, leía en La Repubblica algo referido a una revuelta de las carretillas (las carriole), de la gente que se empeña en hacer lo que el gobierno no parece tener como prioridad. Recuerdo a María José Flores este día y aquellas circunstancias que se vivieron hace un año. Difícil.

domingo, abril 04, 2010

Pedro Álvarez de Miranda y la RAE

Ya se ha difundido la noticia de que Pedro Álvarez de Miranda opta a una plaza de numerario en la Real Academia Española, la del sillón Q que dejara vacante Carlos Castilla del Pino (1922-2009), académico desde marzo de 2004. La Academia ha cambiado mucho en las últimas décadas —y para bien—, y el perfil de sus componentes se ha diversificado; pero el de un filólogo pulcro y exigente como Pedro es para mí idóneo en la institución, en la que ya trabajó durante más de una docena de años, en el Seminario de Lexicografía, que dirigió su ilustre valedor, Manuel Seco.
Pedro es el autor de uno de los libros más importantes que ha deparado la bibliografía de estudios sobre el siglo XVIII en los últimos veinte años: Palabras e ideas: el léxico de la Ilustración temprana en España (1680-1760), publicado, precisamente, en los Anejos del Boletín de la Real Academia Española en 1992 y galardonado, precisamente, con el Premio Rivadeneira de la Real Academia Española. Insisto en que pocas personas pueden tener un perfil tan idóneo, tan vinculado a la casa, de pensamiento y obra, como Pedro Álvarez de Miranda, cuya juventud de cincuenta y tantos años es un valor añadido.
Su sabiduría suele notarse tras este blog, por la amistad con que me honra, y, por seguir en la red, desde hace seis meses en las perlas que publica en Rinconete, la revista diaria del Centro Virtual Cervantes, en donde ha escrito con una visión sobre el uso de la lengua que lo hacen aún más merecedor de un sillón en una Academia del siglo XXI fundada en el XVIII. Léanse sus amenos textos, bien escritos, extraordinariamente documentados, sobre fraseologismos, sobre actitudes ante la norma lingüística, sobre cambios léxicos... Es un goce leer y aprender.
En la fotografía, hecha en Cáceres hace la friolera de doce años y pico, está Pedro a la izquierda, junto al eminente dieciochista y amigo Philip Deacon, al finalizar una de las sesiones del congreso que celebramos sobre Juan Pablo Forner, en noviembre de 1997.

sábado, abril 03, 2010

Trece

Evoca Antonio Gómez en el prólogo ("¿Qué escriben los poetas extremeños —desconocidos— de ahora?") a esta antología, Trece (Cáceres, Rumorvisual, 2010), aquella de 1983 que ideó Ángel Sánchez Pascual a partir de las lecturas en el aula poética de la cacereña Institución Cultural "El Brocense" de doce poetas extremeños nacidos entre 1955 y 1964. Es decir, los mayores tenían 27 años y los más jóvenes 18, que eran Diego Doncel y Pablo Nogales. En ésta que acaba de publicarse, y que se presentó el viernes 26 de marzo en el café La Machacona de Cáceres, hay menos cercanía cronológica, pues hay autores, los más jóvenes, de 25 años, y otros que ya han cumplido los cuarenta. Sin embargo, tienen en común con aquellos su bisoñez, es decir, que casi todos son escritores noveles sin obra publicada en libro. Casi todos, pues hay excepciones, como la de Santiago Tobar, del que conozco su Cáceres-Manhattan (Cáceres, 2008), que es varios libros en uno.
Creo que la evocación de la antología de Sánchez Pascual —muy diferente a ésta— puede ir más allá. En su introducción había una referencia a la fecha en que leyó en Cáceres sus poemas José Hierro: el trece y martes del mes de octubre de 1980. La mención parecía conjurar la superstición con una relación directa entre la fecha y la buena fortuna de poder publicar los versos de doce poetas casi inéditos. El correr del tiempo ha confirmado a la mayoría de aquellos autores, lo que añade mejor fortuna. Algo de esto han podido pensar los promotores de Trece, que reúne a trece poetas que escriben trece poemas cada uno, el último con el pie forzado del número 13 como objeto. Son Alonso Torres, Ana Flor Redondo, Manuel Checa, Javier Búrdalo, Patxidifuso, María Carvajal, Santiago Tobar, Victoria Mera, Valentín Valle, Miguel Méndez, Rafael Marchena, Nuria Cepeda y Carlos Ortiz.
La iniciativa es encomiable. Por su independencia, por su frescura y por sus razonables pretensiones. Quiero decir que creo que saben estos autores dónde están y con qué planteamientos expresan la necesidad de escribir; y algunos de sus poemas insisten en ello. Los resultados irán llegando conforme se prolongue esa tarea constante de medirse con las palabras. Se me permitirá la licencia de citar a dos de las cuatro mujeres incluidas, la más joven y la menos joven. En los textos de ambas encuentro valores: una mirada más madura —perdón por la obviedad— en Ana Flor Redondo; y unos intencionados rescoldos de lectura, precisamente, en la autora más joven, Victoria Mera, unos motivos literarios que, sin embargo, no son visibles en general entre los 169 poemas de este volumen.
Un último apunte: la poesía invisible de Javier Búrdalo (Cáceres, 1969). La selección de sus textos remite, al menos, a una decena de libros, de poemarios, escritos entre 1993 y 2008, y curiosamente, aquí ordenados en orden cronológico inverso, desde el más reciente al más antiguo, más el poema último, el del 13, fechado en diciembre de 2009. Un descubrimiento que da sentido al libro, a la intención de Antonio Gómez en el prólogo y al significado del epígrafe de Luis Felipe Comendador que lo preside: "Si mi poema no lo lee nadie... ¿es poema?".

viernes, abril 02, 2010

La Scala

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Espero que una próxima vez, en lugar de una foto en la puerta de la Scala de Milán, me traiga una entrada ya usada y la experiencia de escuchar un concierto allí. El cartel no engaña. Cuarta representación de la ópera de Wagner el sábado 27 de marzo, el día de la foto. Era la primera vez que la dirección escénica de un montaje de la Scala se encomendaba a una compañía de aquí: Carlus Padrissa y La Fura dels Baus; y más de treinta años llevaba Zubin Mehta sin dirigir ópera en ese templo. Eusebio Val, para La Vanguardia, anotó que el purista público milanés salió dividido el día del estreno. Estuvimos cerca.