viernes, noviembre 28, 2008

Juan Marsé, Premio Cervantes 2008

Foto © EFE

“La Plaza Rovira y sus alrededores tienen el colorido de esas zonas parisienses, estáticas e inimaginables fuera de la calma de una tarde, de cielo entre limpio y sucio, de aire claro y de pequeño mundo de tranviarios, paseantes, vendedores de periódicos y parejas entre la risa y la tristeza. En una de estas calles, la dedicada a un tal Martí y en el número 104, vive Juan Marsé, de veintisiete años de edad, de profesión joyero-novelista, y de estado soltero. Juan Marsé tiene en las fotografías un aire duro que la realidad desmiente para dejarlo en cierto gesto de reflexiva resignación. El novelista joyero abre la puerta, disculpa un equívoco en la hora de la cita y nos introduce en su laboratorio literario. Una habitación suficiente, de aire monacal, con algunos libros alineados y otros amontonados en una alacena. A un lado se abre la cama plegable y junto a ella, una mesita en cuyo centro está la máquina de escribir y cuartillas en derredor. A la entrevista asiste el poeta Miguel Barceló y una botella de coñac. En la pared, sobre la máquina de escribir, una Edith Piaf, en trance, parece dedicarnos lo mejorcito del "Himno al Amor" o de "My Lord". Juan Marsé se nos enfrenta y llena las copas. Charlamos sobre el anecdotario del día de la presentación de su novela Encerrados con un solo juguete en la sede de Seix y Barral. Era la culminación de un proceso literario iniciado hace siete años... -Yo escribía ya antes... Pero puede decirse que escribo en serio desde los 20 años.”
Así introdujo Manuel Vázquez Montalbán, de 21 años, uno de sus primeros trabajos periodísticos y la primera entrevista a Juan Marsé tras la publicación de su primera novela. Se publicó en diciembre de 1960, en Solidaridad Nacional, y me encanta releerla, por su sabor a tiempo y a memoria, y porque marca un punto en el pliego finito de la vida de Juan Marsé que ayer completó otra mano –quizá la misma de su amigo Manolo desde el otro lado—, muchas páginas después, para escribir una palabra más o menos precisa: justicia. Felicidades, maestro.

"Estación Rozas-Pámpano", por Carlos Medrano

"Querido y recordado Miguel Ángel, la misma voz y persona que hace años me avisó de la muerte de Juan Manuel Rozas, el 25 de noviembre pasado, desde su sencillo rincón de Badajoz, me hace llegar el impacto de esta otra inesperada pérdida. He estado informado por tu blog (hermosa página de ese mismo día), el de Álvaro Valverde, las noticias de la prensa extremeña que saltaban a la red, alguna conversación repentina y sobrecogida con amigos comunes como Tomás S. Santiago o Santiago Castelo, o, tras el funeral, con Luis Arroyo...

De 1994 al 97 en que di clases en Jaraíz antes de volver a Mallorca —donde tan alejada quedó en lo físico Extremadura—, conviví con vosotros en varios encuentros literarios y en la Asociación de Escritores, donde me llamasteis como vocal muy generosamente. Ángel era un amigo y escritor cruzado en mi vida desde el año en que María Rosa Vicente ganó el accésit de Adonais y, en Don Benito, me hablaba de él por entonces en Salamanca, y poco después cruzamos cartas y poemas, conversaciones y generosos gestos llenos por su parte siempre de invitaciones para publicar y escribir. En su vorágine literaria de tantos proyectos y pasión lectora, era también accesible, sencillo, insobornablemente cariñoso, espléndido, familiar, grande, entre puntuales momentos también ensimismados, abismales y para mí inalcanzables. Toda su posible tensión interior se traducía en una vibración de voz y gesto tranquilo, con el calor de un padre. Dios le guarde y hoy nos permita a los que le queremos (la muerte claro que está, pero a la vez no existe) llamarnos en su nombre también Ángel. Aprendimos no en vano en Física que nada se pierde sino que se transforma. Hoy quiero ser desde lo que de él me quedó resonando en sus textos. Seguro que en su voz están todas sus claves con el deseo y la urgencia de que en cada lectura las desvelemos para nosotros vital e intuitivamente. Pertenece a los seres que buscaron desentrañar la transparencia del aire. La nostalgia y mansedumbre de su palabra tienen la tensión declinante (como los ocasos lisboetas) de lo que al aspirarlo está casi al alcance y aún nos falta, y la palabra lo incorpora a nuestros pasos siguientes: la alquimia que inaugura el sentido profundo de la vida, que en Ángel da la mano a la dimensión de lo sencillo. Entonces, el poeta crea y descubre sin importarle ya que el tiempo pase. Ése es su derroche, el de los escritores que nos dejaron las marcas de la pasión por encontrarse (o perderse). Hoy su partida, tan idéntica a la de Juan Manuel Rozas hace años: en ambos la palabra poética, el magisterio creativo, la renovación de la literatura en nuestra tierra de otra manera, el afecto invasivo de su trato... interrumpidos. Y casi igual la estación, al borde del invierno.
(Gracias, Fulgencio, como siempre)

(Gracias, también, a ti y a todos, Miguel Ángel) Es la hora del consuelo amigo y el refugio, oyendo aún su voz, en sus versos."

Difundo este texto que hoy me ha enviado Carlos Medrano, y que completa y reescribe su comentario a mi entrada del martes. En su carta electrónica me dice también:

“Paradójico tener que retomar el contacto conmovidos todavía por la despedida de este gran amigo al que casi me lo imagino deambulando con su gran corpachón en zapatillas y dando sentido humano a cualquier contacto personal suyo, a esa suerte de habernos cruzado con él, en estos años y estas latitudes del Guadiana: Guareña, Mérida, Badajoz […] Gracias por todo. A veces estas pérdidas irreparables nos unen más a los que seguimos vivos y nos devuelve una dimensión más profunda del sentido que tuvieron estos seres sin duda excepcionales. Pudimos disfrutar lo que hicieron y que en nosotros no estaba el poder hacerlo ¡Cuánto nos enriquecieron!”


jueves, noviembre 27, 2008

Un precario ejercicio de memoria

Leo a Ángel Campos Pámpano. Escribo sobre él. Leo textos sobre Ángel. ¿Leo o lloro? Lloro y leo. Volvimos hace horas de San Vicente, de donde es la carta de Álvaro; y he vuelto a llorar —o sea, a leer— a Ángel. Y he mirado por aquí, donde él me leía, y en donde dejó alguna palabra que hoy imagino con su voz. Un prodigio con su punto de crudeza. La bitácora con sus fechas: 17 de mayo de 2006, su premio. 24 de marzo de 2007, su lectura, memorable, en el Aula Valverde de Cáceres, que tanto alentó. Un comentario de amigo el 5 de septiembre del año pasado. En Lisboa, después del día de los enamorados. El premio más reciente, el 2 de octubre, que recogí de él pidiéndome discreción hasta que se difundiese a los medios. Y la pena del martes. No habrá olvido.

miércoles, noviembre 26, 2008

Encuentro literario

Casi por las mismas fechas el pasado año, celebramos el encuentro con los escritores visitantes en la Universidad. Mañana, será con los cacereños José María Cumbreño (1972), que vuelve a la Facultad en la que estudió —no en este edificio—, y Francisco Rodríguez Criado (1967). A las 12'00 en el aula 30, la misma que el año pasado.

martes, noviembre 25, 2008

Ángel Campos Pámpano (Tu vida de otro modo)

Mi amigo Ángel Campos Pámpano (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1957) ha muerto. Ahora escribo desde su ausencia inadmisible, y abrazado a ratos a todo lo que ha escrito. Lo último, La vida de otro modo (Poesía, 1983-2008), nuestra penúltima conversación. Él, para decirme si incluía tal poema; yo, para cerrar un prólogo con el guiño de unos versos del primer poema que escribió con once años, y pedirle permiso para reproducirlos. Ahí quedan, en ese bello volumen editado con mimo por Emilio Torné en Calambur e iluminado por Javier Fernández de Molina, siempre ahí, hasta la muerte.
Hoy el periódico traía la noticia del Premio Nacional de las Letras no deseado para Juan Goytisolo, que lo recibe con respeto y sin ilusión. Esta misma mañana en la que Ángel Campos Pámpano luchaba por y deseaba su premio, sentir un poco más el calor de Paula y de Ángela, sus hijas; de Montse, de Carmen, de sus amigos, que le lloramos todos. Lamentablemente, vuelven a coincidir Juan Goytisolo y Ángel Campos Pámpano —¡cómo exigía que el segundo apellido figurase siempre!—, los que compartieron laureles hace tres años al recibir el Premio Extremadura a la Creación, el uno a la trayectoria de autor iberoamericano, el otro al mejor libro publicado el año anterior, es decir, 2004, cuando apareció aquella elegía sublime dedicada a su madre, Paula Pámpano.
Este jueves, 27 de noviembre, sus hijas recogerán —insisto— otro premio, el Premio Eduardo Lourenço que tan merecidamente concedieron a su padre. Va a asistir, por parte portuguesa, el Presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva. Por parte española, detrás de sus hijas, deberían ir el Presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y, también, el Ministro de Cultura, César Antonio Molina, que conocía y estimaba a Ángel.

Que yo no olvide nunca
la luz que me enseñaste


Escribió estos versos en la “La lección”, un poema de La semilla en la nieve (Valencia, Pre-Textos, 2004), que hoy los tomo —gran putada—, como el que cree firmemente en lo que dicen, su parte literal, tan amable, y su parte figurada, tan sentida. Contigo, mi amigo.


Nota bene:
Mañana miércoles 26 de noviembre, se celebrará el funeral en la Iglesia parroquial de San Vicente de Alcántara (Badajoz) a las 12'00 de la mañana.
Muestras de condolencia, bien por correo electrónico u ordinario, o por telegrama, pueden enviarse a Biblioteca de Extremadura: Plaza de Ibn Marwan, s/n - 06001 Badajoz, y biex@juntaextremadura.net


En el Instituto Español de Lisboa, el 15 de febrero de 2008,
hablando sobre Luis Cernuda. Nos fotografió Carlos A. López.

martes, noviembre 18, 2008

Espronceda

Mañana miércoles se inaugura el Congreso Internacional José de Espronceda en su centenario (1808-2008). Es el segundo desde su nacimiento; pero, en realidad, es el primero que se celebra así, como merece uno de los escritores más sobresalientes de nuestro romanticismo decimonónico.
Será en Almendralejo, desde mañana 19 hasta el viernes 21, y con la participación de los más importantes especialistas en la historia y la literatura del XIX, y en el autor de El estudiante de Salamanca en particular. Alberto Gil Novales, Luis Caparrós, Mercedes Comellas, F. Javier Díez de Revenga, Carmen Fernández Daza, Paloma Fanconi, Manuel Fernández Nieto, Diego Martínez Torrón, Luis Maestre Álvarez, José Montero Padilla, Isabel Román Gutiérrez, Leonardo Romero Tobar, Gregorio Torres Nebrera, Isabel Román Román, Wesley J. Weaver, Guillermo Carnero, Russell P. Sebold.
La más importante reunión que sobre Espronceda se haya celebrado desde yo qué sé cuándo está organizada por el Ayuntamiento de Almendralejo, su Concejalía de Cultura, y el buen hacer de personas como Maite Pérez, de la Biblioteca Pública Municipal y Matilde Tribiño, de la Universidad Popular, y cuenta con el patrocinio de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que supongo también habrá estado o estará en otro importante centenario, el de otra cumbre del arte: Miguel de Molina (1908-1993).

lunes, noviembre 17, 2008

Poesía y vida

Hoy están conmigo todos los poetas. He soñado con uno y con un lector entregado a él. He recibido un libro precioso de un poeta preciso, un libro que es todos sus libros, y es todo, así, una antigua amistad, una alegría. He hablado un ratito con otro poeta amigo en una calle de Cáceres; y al llegar a casa me ha llamado otro amigo poeta mientras yo hojeaba un ejemplar magnífico de un poeta antiguo. He pasado a mi agenda el nuevo teléfono de un poeta entrañable, magnífico, que se ha trasladado a un 952; y ahora me encuentro en un cuaderno de hace poco más de un año una anotación sacada de un comentario del poeta Jorge Riechmann en el blog de Vicente Luis Mora:

Si uno ama la poesía, y vive de alguna forma cerca de ella
(para eso no hace falta publicar un solo poema),
encuentra en ello su propia recompensa.

jueves, noviembre 13, 2008

Daniel Gil

Mañana viernes se cumplen cuatro años de la muerte del diseñador gráfico Daniel Gil (Santander, 1930-Madrid, 2004), el mítico autor de más de 4.000 cubiertas de libros de Alianza Editorial, de la que fue director artístico. Una esquela del periódico del día siguiente a su muerte, guardada entre las páginas de uno de los dos tomos del Diccionario de la mitología clásica de Constantino Falcón Martínez, Emilio Fernández-Galiano y Raquel López Melero, y que consulté hace unas semanas, me recordó el aniversario. He aquí la razón de este justificado recuerdo.
Le gustaba llamarse portadista. Empezó en el mundo de las carátulas de discos en Hispavox, y en Alianza, de la mano de Jaime Salinas, en 1966, cuando Unas lecciones de metafísica, de Ortega y Gasset, inauguró la colección El Libro de Bolsillo, fundada por el hijo del filosófo. Fue Medalla de Oro de Bellas Artes en 1984, pero no le consideraron en los Premios Nacionales de Diseño. Cuando se le quiso dar una mención, en 2001, Daniel Gil la rechazó. A él se debe el símbolo gráfico del Museo Thyssen-Bornemisza.
No creo confundirme si digo que en cientos de millares de casas españolas está la obra de Daniel Gil, que millones de personas tenemos en casa, en una estantería, algún libro de Alianza Editorial y, por consiguiente, una cubierta creada por este artista de lo visual, que ha puesto imágenes a las grandes obras de la literatura y el arte, del pensamiento filosófico y de la historia. Cuántos lectores no habrá que hayan entrado en la lectura de una de esos grandes títulos gracias a una ilustración de Daniel Gil. El diseñador Manuel Estrada, en una de las necrológicas publicadas hace cuatro noviembres, contaba que el médico que acudió a la casa de Daniel Gil para certificar su muerte, al ver algunas de las reproducciones de sus obras colgadas en el pasillo, dijo:
—¿Entonces era él? ¿Era él el de las portadas de Alianza?
Cuando en clase de 3º de Filología Hispánica analizamos La desheredada de Galdós, muestro la cubierta de la edición de Alianza (fue el número 93 de Libro de Bolsillo, en 1967), para que nos preguntemos sobre esas manos de muñeca que asoman asfixiadas de una lata deforme. Casi nadie sabe de lo que hablo, porque ellos manejan reimpresiones modernas con una cubierta muy distinta. Luego, cuando leen la novela, algunos vienen y retoman la ilustración de Daniel Gil. Y se preguntan. Un recuerdo.

miércoles, noviembre 12, 2008

García Montero

Desgraciadamente, conozco que en los consejos de un departamento universitario se den enfrentamientos entre compañeros que acaban en los tribunales. Leí hoy en el periódico sobre el lamentable episodio entre García Montero y el otro profesor. Luego he leído algo más en algún blog. El mejor sitio para tenerlo todo es el de Hilario Jiménez, al que remito. He leído algunas cosas del profesor que ha denunciado a García Montero, y quedo perturbado.
En estos días, precisamente, ando en clase con Bécquer, y, también, con la lectura que García Montero hizo de las Rimas. Tan sugerente... Hace unos años, Luis estuvo cuatro aulas por cima, y disfrutamos. Lástima que deje la Universidad. Él, que puede, en sus circunstancias.

Agudeza visual

Resuelva en cinco segundos el significado de la señal de la foto.

A) Sólo está permitido el aparcamiento para carga y descarga desde las 7 a las 12 del mediodía. A partir de las 12 y hasta las 7 de la mañana, está prohibido.
B) Se puede aparcar a partir de las 12 de la mañana, ya que la señal dice que desde las 7 hasta las 12 está para la carga y descarga.
C) Significa lo que significa; pero como todo el mundo aparca...

La foto está tomada en la Plaza de San Juan de Cáceres hace cuatro días. Al lado izquierdo de la referida señal y hasta llegar a una igual pero con la flechita hacia la derecha, a lo largo de toda la acera, y más allá, suele haber, en batería, todos los coches que caben, y más. Diariamente, de lunes a lunes, y desde las doce de la mañana hasta las tantas de la noche.
Antes de esta ‘encuesta’, llamé dos veces a la Policía Local de Cáceres, que respondió, unánimemente:
—Una vez finalizado el horario de carga y descarga, se autoriza el estacionamiento. O sea, B). Qué cosas.


La próxima entrega de Agudeza Visual (versión Cáceres) será sobre la Ley de Ocio y Convivencia. Artículo 15. Beber en la calle.

domingo, noviembre 09, 2008

Pilar Narvión

Hoy he disfrutado nuevamente con el espléndido programa de entrevistas que es Siluetas, en Radio Nacional. El equipo de Manuel Ventero se ha desplazado a la casa de la periodista Pilar Narvión (Alcañiz, 1922). Está enferma. Tiene un mieloma múltiple —“estoy podrida”, dice, “de algo hay que morir”— y 86 años —ella dice que tiene 87—, y esa contundencia al hablar que no ha perdido me ha recordado su palabra cuando la conocí gracias a la televisión de la época de la transición. A aquella época, supongo que al año 1977, pertenece la fotografía que tomo prestada del blog de su sobrino Javier Capitán y en la que sonríe junto a Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Su sobrino, Javier, ilustró con ella una entrada sobre la presentación del libro de Juan Carlos Soriano, otro de Radio Nacional, Pilar Narvión. Andanzas de una periodista perezosa (Teruel, Tirwal, 2008).
Qué importante es escuchar a personas con tanta experiencia y sabiduría. Qué documento ejemplar una voz así, que rompe, potente, con la habitual templanza de las que pasan por el programa. Qué maravilla.
Pilar Narvión no necesita tener tantos años para cachondearse de aquella chica que proclamaba que había perdido la virginidad en las barricadas del mayo del 68. —¿En qué virginidad has perdido tú las barricadas? —ha dicho en un lapsus genial esta tarde esta mujer que admira “al Nadal” y no al “otro, al asturiano, un tío tieso...; ahora, el Nadal.... Tener un hijo así tiene que ser una gozada.” Qué bien ha sabido Manuel Ventero llevar una conversación con alguien que no puede estar callada, que hace de un comentario sobre lo intrascendente una declaración sobre lo que tiene importancia. “La radio es la información, la prensa escrita es la opinión”, ha dicho, al lado de la explicación sobre por qué se ha hecho siempre el moño. Y qué acierto cerrar el programa a micrófono abierto.
Lo dicho, una gozada.

domingo, noviembre 02, 2008

El concierto del jueves

Fue un concierto espléndido. Escuchar en directo a un grupo al que sólo tenía el gusto de conocer a través de sus discos y de Radio 3, y de Ramón Trecet, es una experiencia única. Porque suena distinto en directo. Porque creo que debe de recrear cada una de las piezas cuando las ejecuta sobre el escenario. Quizá por eso la frescura del concierto del jueves, con un desbordante Tomasz Kukurba, y los comedidos y sublimes Tomasz (Lato y Grochot) y Jerzy Bawol. Tres Tomasz, sí, como pudimos comprobar en la presentación final de los músicos.
Los temas conocidos como Time o Ajde Jano no oscurecieron otras piezas en las que el grupo consiguió, como en las mejores sesiones jazzísticas, encadenar variaciones de esa gama de música tradicional judía y retardar veinte minutos el aplauso de un público diverso, el de Diversia ’08, que organizó el concierto, participantes, autoridades, incluso niños, y el que conformábamos quienes acudimos sorprendidos por la programación de música de tan alta calidad a diez euros la butaca.
Como dije aquí que iba al concierto y me desmarcaba de otro acto, distante y distinto, ahora vuelvo a aquel para decir que no ha tenido ningún eco, que ni siquiera el Ayuntamiento de Badajoz, su promotor, lo recoge entre sus actos, y que ningún periódico ha dado noticia de la cosa. Debería merecer cierta atención que un grupo de historiadores se acerque con rigor a nuestro pasado tomando como motivo la conmemoración del segundo centenario de la Guerra de la Independencia.