miércoles, enero 09, 2008

Coetzee


Para José Tato

Hace varias semanas, es decir, el año pasado, me recomendó mi amigo Ángel Campos este libro del que hablé ayer en la radio. Acudo siempre a todo lo que me recomienda Ángel, que considera muy bien dado el Nobel a J. M. Coetzee. No siempre pasa lo mismo con este premio. Recuerdo que otro buen amigo y excelente poeta —sigo en la misma categoría humana— como Luciano Feria dijo algo parecido de este escritor surafricano afincado en Australia. Y Luis Matías López, en una reseña de Babelia, creo, decía que más que recibir el prestigio del Nobel, ha sido Coetzee quien ha prestigiado al Nobel. Y añadía: “Cuesta perdonar al comité por el retraso en concedérselo.”
Tenía razón Ángel. Es muy recomendable Diario de un mal año (Barcelona, Mondadori, 2007). Tiene contenido. Tiene forma. (Ésta debería ser la plantilla principal de las críticas literarias buenas; y a partir de ahí...). La propuesta de Coetzee la justifica su personaje cuando confiesa que no tiene la fortaleza necesaria para escribir una novela: “Para escribir una novela tienes que ser como Atlas, cargar con todo el mundo en tus hombros y sostenerlo durante meses y años, mientras todos sus asuntos se resuelven por sí mismos. Es demasiado para mí en mi estado actual.”
Si no fortaleza, otra cosa habrá que tener para plantear este ejercicio literario montado con una cierta originalidad y efectividad que combina el ensayo, el relato novelesco y el diario íntimo, en dosis equilibradas de todo. Y me ha encantado cómo está resuelta esta mixtura con la composición textual de tres niveles o estratos, o pisos, como los pisos simbólicos de los beatos medievales. El lector se encuentra con un libro dividido en dos partes horizontales y tres partes verticales. Esto puede sonar raro, que es lo que ha debido parecer a los editores, que lo ocultan en el texto promocional de la contraportada. Se habla de la novela como si fuese un relato convencional, incluso con su punto de intriga; pero en ningún momento se alude a ese procedimiento de combinar diversos niveles textuales. Es como si se ocultase la cara rara del libro. ¿Por no predisponer al posible comprador? Claro que sí.

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