martes, noviembre 27, 2007

El valor de las letras (del Tesoro)

Hoy el periódico me ha traído estas imágenes en páginas distintas que aquí fundo. Las he leído en el pasillo del hospital, en la antesala de la consulta del alergólogo —acompañaba a Julia— y mientras un tipo tocado con una gorra de las que usa Miguel Delibes hablaba por su móvil —que había ‘descolgado’ a los sones del himno del ‘Atleeeeti’—, a voces, situado entre dos carteles grapados a la pared. En uno dice que no está permitido el uso de teléfonos móviles; y en el otro se recuerda al lector —a “usted”— que está en un hospital y que “Silencio”.
Tener la oportunidad de releer “Crucifixión” de Federico García Lorca en el periódico del día es un regalo, aunque la razón sea que mañana Sotheby’s saca a subasta en Londres el manuscrito de ese poema que perteneció a Miguel Benítez a un precio inicial entre 27.793 € y 41.689 €. No deja de tener un aire viscoso el reencuentro con este poema por ese motivo. Un poema que comenzó a difundirse en ediciones modernas, muy dispares algunas por el mal estado del autógrafo. Mario Hernández lo difundió hace años y hoy hay edición asequible del libro en el que está, Poeta en Nueva York, en la de María Clementa Millán en Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas, 260). Y es que “La luna pudo detenerse al fin por la curva blanquísima de los caballos” y “Entonces salieron los fríos cantando sus canciones / y las ranas encendieron sus lumbres en la doble orilla del río.”. Siempre le pongo imágenes de Guillermo Pérez Villalta a estos versos.

domingo, noviembre 25, 2007

Ordovás

No es que yo sea un experto en música moderna, aunque nunca he dejado de mirar con mi oreja hacia ese lado, y siempre he estado escuchando con mis ojos lo que me ha ido llegando durante muchos años a través, principalmente, de Radio 3. Una de las voces que han ido formando mi gusto sobre los sones y las voces de la música moderna ha sido Jesús Ordovás, al que parece ser que han invitado a marcharse —como parece sugerir Ramón Trecet, otro ‘gurú’ de la casa— de ese lugar ameno que sigue siendo esa esquina escondida y esquinada de la radio pública: Radio 3.
El martes 27, en la Sala EL SOL de Madrid, desde la ocho y media de la noche hasta las dos de la madrugada va a concelebrarse un macroconcierto que, además y cómo no, será retransmitido por Radio 3, en homenaje a Jesús Ordovás, con la participación de más de cuarenta músicos. A esas horas yo estaré en Cáceres, en mi casa, quizá releyendo algunas cosas del siglo XIX y pensando en lo que tengo que decir a mis alumnos al día siguiente, y en que el progreso depende de estar a bien con todo siempre que se pueda, y que lo principal de todo sean las personas que se aman. A Jesús Ordovás, por su mucho tiempo.

viernes, noviembre 23, 2007

Buena gente


Tendré ocasión de comprar este disco, ya que no podré acudir mañana sábado al Gran Teatro, a las 21.30, para escuchar a este grupo y a su vocalista, José Manuel Díez, paisano y poeta, compañero también en estos modos de la blogosfera. Hay que darles ánimos con este disco y con lo que emprendan, igual que con su reafirmación de una canción como “Macetas de colores”, que hoy he leído que es ejemplo de un estar en cierta inopia. Espero que no de controversia. Suerte.

jueves, noviembre 22, 2007

La reserva inteligente

En el programa de Radio 3 que dirige y presenta Tato Puerto, En un mundo feliz —lunes a viernes de 18.00 a 19.00—, hoy, jueves, ha intervenido, como todas las semanas, Joaquín Araújo. Sus palabras hoy sobre Extremadura deberían reproducirse permanentemente en esta región cada vez que alguien habla de aeropuertos, de refinerías, de hormigón..., sin orden ni concierto, con el único objetivo de parecerse a los que más tienen, a los que más pueden, a los que más progresan.
Hacía tiempo que no escuchaba un elogio de esta tierra tan cabal como el que hoy ha hecho Joaquín Araújo, que vive en ella, y que la trabaja. Los valores de esta “reserva inteligente”, que debería ser ejemplo del desarrollo y del progreso sostenibles, son tan evidentes que acallarían cualquier asomo de intención de parecerse a los otros.

© Fotografía de Ismael Rozalén

miércoles, noviembre 21, 2007

Encuentro

Mañana, a las 11 de la mañana, en el aula 30 de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, van a intervenir los escritores Inmaculada Chacón y Antonio Sáez en un encuentro con alumnos de Filología Hispánica y todos los interesados que quieran acudir. Lo hacen como los dos escritores becados por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura para su incorporación temporal, que pronto concluye, tras cinco meses, a la Universidad.
Desde 2001, han pasado por las aulas autores, siempre por parejas, como Dulce Chacón y Diego Doncel, Julián Rodríguez y José Muñoz Millanes, Ada Salas y María Rosa Vicente, Alonso Guerrero y Juan Margallo, Eugenio Fuentes y Pilar Galán, Santos Domínguez y María José Flores.

domingo, noviembre 18, 2007

Cierta especie de ciudadanía

Un sistema en el que el entendimiento del hombre goce “de cierta especie de ciudadanía”, escribía Alberto Lista (1775-1848) al referirse al mejor sistema de enseñanza de un gobierno liberal en uno de los artículos recogidos en este impagable volumen de Ensayos publicado por la Fundación José Manuel Lara al competente cuidado de Leonardo Romero Tobar, que ha tenido el buen criterio de combinar la pura cronología con una organización temática que responde a las grandes cuestiones literarias que preocuparon al autor: la teoría literaria, la enseñanza de las Humanidades, la Historia de la Literatura, los géneros literarios y aquellos textos y autores que le interesaron especialmente.
Siempre me ha interesado este autor. Hace años albergué la idea de editar y anotar el largo poema —plúmbeo e interesante— El imperio de la estupidez, “traducción” de The Dunciad de Alexander Pope. No he desalojado la idea; amenazo. El prólogo en prosa de aquel poema abre la edición de estos ensayos, que contienen las “Reflexiones sobre la educación literaria”, de las que proviene la cita inicial, y también aquella defensa de la ciencia de las artes o de las Artes frente a las Ciencias de que para que Tales calculase los eclipses, antes fue necesario que las liras de Orfeo y de Anfión arrancasen a los griegos del seno de la barbarie.
Sobre las formas dramáticas, sobre el romanticismo, sobre el lenguaje poético, sobre Espronceda, sobre Zorrilla, sobre el sentimiento de la belleza, sobre el estado actual de la literatura europea... No voy a seguir enumerando los temas y autores que fueron causa de esa sonrisa de satisfacción con la que salí hace ya unas semanas de la librería con el libro en una bolsa.

Dulce Pontes


Ayer por la noche la gente que salía del Gran Teatro estaba contenta. Con frío; pero contenta. Llevaba prendida esa satisfacción que sentimos cuando algo, fundamentalmente un alimento para el espíritu, nos llega y nos llena. Pasó con O coração tem três portas, la última obra de la cantante portuguesa Dulce Pontes (Montijo, 1969), que ocupó la mayor parte del concierto de dos horas con que nos regaló anoche.
Hacía tiempo que no rabiaba tanto el aplauso en el Gran Teatro de Cáceres, que había agotado las localidades hacía días. Alguien dijo algo parecido a “tremendo” al terminar una de las canciones; otro nos dijo al salir que aquello era un “derroche de voz”; también, es verdad, que, desde una butaca detrás de nosotros, y mientras el público pedía más canciones —la Cançao do Mar o Lágrima—, escuchamos:
—¡Canta una en español!
¿Será posible?

martes, noviembre 13, 2007

Homenaje a un hispanista

Mañana miércoles, a las 12.30, en el Salón de Actos de la Biblioteca Central de la UEX en Cáceres, vamos a presentar este libro: Aufklärung. Estudios sobre la Ilustración española dedicados a Hans-Joachim Lope (Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura —Colección “Magistri”, 1— 2007). Es un homenaje filológico a un hispanista que ha venido estudiando a lo largo de muchos años la cultura y la literatura españolas, con trabajos sobre autores y obras como Cadalso y sus Cartas marruecas, Feijoo y su Teatro crítico, Antonio Ponz y su Viaje, José de Cañizares y El pleyto de Hernán Cortés, Juan Pablo Forner, Gustavo Adolfo Bécquer... Fue Catedrático de Literaturas Románicas en la Philipps-Universität de Marburg (Alemania) hasta el curso 2003-2004.
Además, es un homenaje a una persona —por eso ilustro este item con la cubierta del libro y el rostro del homenajeado— que dedicó mucho tiempo al intercambio y la comunicación entre las universidades europeas. Fue, como se indica en la página del Secretariado de Relaciones Internacionales de la UEX, impulsor principal de uno de los primeros convenios internacionales que se firmaron en nuestra Universidad.

lunes, noviembre 12, 2007

Una navaja sin filo

Acabo de escuchar leer poemas a Basilio Sánchez en mi Facultad. Escribo a los cinco minutos de la conclusión del acto. Ha sido en el III Encuentro de Literaturas Románicas que organiza el Área de Filología Italiana. Esta mañana ha intervenido Jordi Virallonga, mañana José Ramón Trujillo, el jueves José Muñoz y el próximo lunes Emilio García Wiedeman.
Basilio ha citado la consabida definición de Celaya de la poesía como arma cargada de futuro, y, sin querer contradecir, con todo respeto, ha hablado de que se la imagina, a esa arma, a la poesía, como una navaja sin filo metida en el bolsillo de alquien que camina por una calle cualquiera, por ejemplo. Un placer.

domingo, noviembre 11, 2007

Los objetos perdidos de Joaquín Gómez

Seguro que hubo un tiempo en que la única manera de conocer a Joaquín Gómez (Montijo, 1951) era a través de Antonio Gómez, cuyos parentescos no van más allá de las afinidades estéticas, si cabe. En realidad, no conozco a Joaquín. Creo que le vi por primera vez en mayo de 1995, en la I Semana de Poesía Contemporánea que organizó Julián Rodríguez en Cáceres. Desde la Facultad ayudé a montar una exposición con obra experimental de él, de Antonio, de Juanma Barrado, de Corpá y de Antonio Orihuela. Luego, sólo he conocido su obra. Hace años vi una de sus más interesantes imágenes creativas, que luego se publicó en el catálogo del I Premio de Poesía Experimental de la Diputación de Badajoz (2002), un ejemplo, por cierto, de solidez y acierto en materia de premios renovadores.
Joaquín, digo yo, ha aprovechado la oportunidad que se le ha ofrecido de publicar y ha incluido en este libro la mayor cantidad posible de sus “objetos perdidos”. Por eso las tres secciones de esta obra, que articulan un conjunto desigual, con poemas discursivos, con caligramas y con textos mixtos; con objetos llenos de sentido e imágenes de base letrista entre las que hay de todo. Por eso lo desigual; y que se pierde una cierta unidad de tono necesaria en un artista que sabe lo que quiere decir. De lo mejor, lo que no parece pieza del conjunto: el índice, otra forma de ingenio, otra declaración, como los lemas elegidos para abrir la obra. Entre ellos, el de Huidobro y su Altazor: “Porque todo es como es en cada ojo”.
También tengo asociado al nombre de Joaquín Gómez aquel poema que iba en la cubierta posterior del primer número, de 1995, de El espejo, la revista de la Asociación de Escritores Extremeños, que fue, el poema, Premio Internacional de Investigaciones Poéticas de Barcelona aquel año. Su hija Ana, a quien tengo este curso en clase de tercero de Hispánica, me ha hecho llegar este libro publicado por el Ayuntamiento de Montijo. Gracias.

viernes, noviembre 09, 2007

Albert Pla

Hago de eco con la entrada publicada el pasado día 6 de este mes en el blog de Alex Chico sobre un artículo de Albert Pla que se publicó en El Periódico de Catalunya.

jueves, noviembre 08, 2007

Obras raras de Luzán

El vasto mundo editorial está lleno de contrastes. En él es compatible un manual de autoayuda con una novela sobre San Ignacio de Loyola, un libro de cocina con otro de poemas de tirada para bibliófilos, una enciclopedia en diez tomos con la edición facsimilar de un opúsculo del siglo XIX, también para bibliófilos. Las librerías son ese pequeño agujero a través del cual uno puede contemplar tan vario cielo.
La publicación del tercer volumen de las Obras raras y desconocidas del escritor y preceptista Ignacio de Luzán (Zaragoza, 1702-Madrid, 1754) me lleva a esta reflexión que constata, en este caso, la reducida recepción de este tipo de libros para especialistas. Una vez instalados en este 'nicho de mercado', como se dice ahora, uno no puede más que felicitarse por tener —gracias a su estudioso y editor— los tres volúmenes hasta el momento publicados de estas obras que no han conocido más edición moderna.
En 1990, publicadas por la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza, aparecieron la Traducción de los Epigramas latinos de C. Wiegel, la Carta latina de Ignacio Philalethes, el Plan de una Academia de Ciencias y Artes, el Informe sobre Casas de Moneda y el Informe sobre las Cartas de Van Hoey.
En 2003, la misma institución aragonesa y la Universidad de Alicante editaban el Discurso apologético de Don Íñigo de Lanuza, un texto de 1741, que es como una gran nota sobre la Poética (1737) a raíz de la reseña sobre esta obra en el Diario de los literatos de España.
Cuatro años después aparece este volumen tercero, ahora publicado por las Prensas Universitarias de Zaragoza en su cuidada y nutrida colección “Larumbe” de Clásicos Aragoneses, y con el patrocinio de la ya citada Institución Fernando el Católico, el Instituto de Estudios Altoaragoneses, el de Estudios Turolenses y el Gobierno de Aragón. Quizá sea el más complejo de los volúmenes de todo el proyecto —el cuarto contendrá las Memorias literarias de París—, por la diversidad y el número de obras que contiene (oraciones gratulatorias para Academias como la de la Historia, la de las Bellas Letras de Barcelona, disertaciones, observaciones sobre la Ortografía de la Academia, cartas, censuras de libros...), y por ello también en el que concurren diversas responsabilidades de autoría, como Margarita Vallejo, Álvaro Soler del Campo, Joaquín Álvarez Barrientos o Giovanni Battista de Cesare, que, al lado del coordinador de todo, se reparten el trabajo, además de otras personas como María Angulo Egea.
El artífice de todo esto es Guillermo Carnero, el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Alicante, el poeta, el estudioso de nuestro siglo XVIII, quien desde hace muchos años viene dando a conocer los escritos menos divulgados de una de las figuras más determinantes, si vale el término —quizá hoy sí— del Setecientos, Ignacio de Luzán. Por primera vez leo lo que el propio Guillermo Carnero me contó en Alicante hace ya algunos años, las circunstancias de un accidente de automóvil que explican grosso modo la dilatada historia editorial de estos volúmenes. El relato de Guillermo Carnero en su “Prólogo y justificación”, lo que dice de las cajas que quedaron en el maletero de un coche totalmente destruido con los materiales acopiados a lo largo de los años y destinados a esta edición, me ha recordado a El primer hombre, el libro póstumo de Albert Camus, cuyo manuscrito fue encontrado entre los restos del vehículo en el que se topó con la muerte en 1960. Carnero, por fortuna, nos lo ha contado.

miércoles, noviembre 07, 2007

Contadores

Me pregunta alguien que por qué no tengo en mi cuaderno electrónico uno de esos contadores que cuentan las visitas o lo que se asoma a esta página que ya tiene su edad y que tantas satisfacciones me ha dado. ¿Para qué?, me pregunto.

martes, noviembre 06, 2007

Las cosas de Goytisolo


Uno de los más grandes escritores vivos nos regala, de vez en cuando y por fortuna, con su opinión, publicada, principalmente, en el periódico global en español El País —sobre cuya nueva imagen me gustaría escribir algo. Tengo entendido que un texto tan sugerente como Telón de boca (Barcelona, El Aleph Editores, 2003) fue su testamento novelesco. En ese momento, como el personaje de su libro, “estaba todavía entre los espectadores en la platea del teatro”, sigue estando; y opina, como siempre ha hecho.
Hoy, con un artículo sobre José Martínez y su editorial Ruedo Ibérico —en menor medida sobre Antonio Soriano y su Librairie des Éditions Espagnoles, que estuvo en el 72 de rue de Seine— en el que Goytisolo vuelve a dar su cara para que otros digan lo de siempre: “Cosas de Goytisolo”. Sí, bueno, o no; pero no sé si alguien puede centrarse en lo que dice el autor del Don Julián sobre una transición cultural que “no se ha producido aún en el ámbito de la enseñanza”. Sí, ya sé que también dice que en el de la “Institución Literaria”, pero a mí lo que realmente me interesa es esa verdad de que la transición cultural no se ha hecho en el ámbito de la enseñanza, como sí en el político, en el atinente a aquel consenso en torno a la Constitución de 1978 y a aquellos pactos para sanear la economía nacional. No se ha hecho, no. Y tiene razón Juan Goytisolo.
Sobre el objeto principal del artículo de Juan Goytisolo hay un libro muy interesante de Albert Forment que publicó Anagrama en 2000: José Martínez: la epopeya de Ruedo Ibérico. Yo lo he leído a trancos en casa de Josemari; quiero decir, que ese libro no ha salido nunca de casa de mi hermano, que lo he ido leyendo cada vez que he ido por allí. O sea, que como en una biblioteca de las grandes, en las que no había préstamo al exterior. Me he acordado de esto hoy que leía el artículo de Juan Goytisolo.
¿Qué habrá pensado J.G. con la ilustración de su artículo? La que firma Eulogia Merle y que representa a un torero con montera y con capote en un lance ante un libro. Claro, el Ruedo Ibérico. Qué cosas. Si Valle-Inclán levantase la cabeza...

domingo, noviembre 04, 2007

Un escritor y sus obras (Fragmento)

Me confesó que tenía casi terminado el relato de un pescador cubano que hacía muchos días que no cogía un pez cuando se enteró de que Hemingway había publicado en 1952 El viejo y el mar. Fue cuando, dos años después, le dieron el Nobel al escritor americano. Su pescador —me dijo— también se llamaba Santiago y por fin un día pescó un pez enorme. Recordaba incluso haber escrito en algún momento algo parecido a que el viejo pescador soñaba con los leones marinos.
—Que es el final de aquello—me recordó.
No fue la primera vez. De muy joven, cuando escribía versos, escribió sobre un amigo muerto en Sevilla un romance que empezaba así: “Voces de muerte sonaron / cerca del Guadalquivir”. Cuando le dijeron que aquello lo había escrito Lorca no se lo podía creer.
—¿Por qué? —me dije; sin preguntárselo, pues me dio reparo admitir que no había sido capaz de comprender los términos precisos de aquella tácita comparación.
Tiempo después tuvo que renunciar a otro relato con un río y una selva que había titulado El corazón de las tinieblas. Vivía aquello como un padecer arcano, una extraña ironía de una vida centrada en la afición por la escritura. Nunca dejó de escribir; y nunca le abandonó el temor de volver a escribir Cinco horas con Mario, algo parecido al último capítulo de Señas de identidad o Últimas tardes con Teresa, tres títulos que citó como del mismo año.
—1966. Escribí mucho aquel año. No llegué a publicar nada.
Luego me contó que aquel año murió su mujer, a la que había conocido en el 54, cuando se dio cuenta de que había escrito El viejo y el mar. Una mañana se sorprendió al leer en el folio aún enroscado en el carro de la máquina de escribir la frase: “El suelo de mi alcoba supo mucho de entregas.”. Desde entonces, fue buscando entre libros y lectores al autor de aquello. Murió en 1996, un año después de nuestro encuentro, sin haber logrado averiguar nada sobre la autoría de aquella frase que era el principio de un relato. Tenía ochenta años.

viernes, noviembre 02, 2007

Mutilado

El ejemplar de esta edición de 1813 de las Poesías de Quintana está mutilado. Proviene del fondo antiguo de la Biblioteca Central de la UEX en Cáceres y trabajo con él para un estudio en el que ando ocupado por el Congreso Manuel José Quintana (1772-1857). 150 aniversario de su muerte, que se celebrará en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz entre el 28 y el 30 de este mes de noviembre. Está organizado por el Grupo de Estudios del Siglo XVIII de esa Universidad, y dirigido por los profesores Marieta Cantos Casenave, Fernando Durán López y Alberto Romero Ferrer. Más adelante, en las próximas semanas, recordaré esto.
Ahora, mi interés se centra en la desagradable sorpresa que me he llevado al comprobar cómo despiadadamente alguien ha mutilado el ejemplar que manejo de esta discreta edición de la Imprenta Nacional. Ahora da igual saber si ha sido antes de que la Universidad adquiriese este libro o después; aunque lo dudo, pues su préstamo está bastante restringido —quiero decir, que es muy probable que yo sea el único a quien se ha prestado después de comprado hace ya años. ¿Pero quién habrá querido cortar a tijera —las marcas son evidentes— las páginas 215 a 224 que contenían la oda “A la invención de la imprenta”? ¡Qué barbaridad!
¿Que cómo puedo saber que el bibliogalafate sin escrúpulos se ha llevado ese poema tan famoso de Quintana? Sencillo. El índice se conserva. Además, de mis amigos no sólo sé el número y el nombre de los hijos que tienen, sino, en algún caso, número y nombre de los libros de su biblioteca. Así, con la de Jesús Cañas, que tiene la suerte de tener un ejemplar de la misma edición de 1813, pero sin mutilar. Ha bastado una llamada telefónica para comprobar qué había en esas páginas desaparecidas. Para alguien que se dedica al estudio de la historia literaria también hay otras maneras de averiguar esto, pero ésta es la más humana.


Mi opinión sobre la colocación del sello y el trato recibido por este ejemplar cuando
me fue confiado queda para una íntima relación de causas lamentables.

El Ambroz

Dos horas caminando entre los castaños del Valle del Ambroz. El silencio de aquel boscaje, su color, el encuentro con alguien que miraba hacia el suelo, que recogía castañas o que buscaba setas. Un día festivo, el de Todos los Santos, con un aire distinto. Y qué luz. Nuestros pasos, sobre la tierra húmeda y blanda, han fijado en este espacio exacto un doble goce visible y fabuloso.
También, claro, Hervás. Grato encuentro con Delia Sánchez-Matas y Miguel-Lorton, su marido, en uno de los locales más interesantes de nuestro entorno: el bar-librería “Las Flores”, que regentan Ana y Manolo, y en el que uno puede encontrarse —como nos ha pasado hoy— a Chano —Marciano de Hervás—, todo un personaje de allí y un apasionado estudioso de la historia de aquello, principalmente de los judíos. Los de Hervás, los de Plasencia, de Candelario, de Coria... Una bandera del Atlético de Madrid, las últimas novedades editoriales, libros de saldo, revistas, la lotería primitiva, un televisor apagado.... Abren a las nueve de la mañana y cierran a las ocho de la tarde. Ayer no; ayer se iban a la una del mediodía.