viernes, agosto 10, 2007

Tríptico (y III)


No es mi cuaderno de bitácora uno de los más leídos. No lo pretendo. Y no lo rechazo. Con ello, gusta que los pocos lectores se muestren de vez en cuando en el cuaderno. Y con esa intención puse hace un año un crucigrama aquí. Sin reacciones. Con una intención más honrosa quise, sin éxito, generar una lectura en cadena de una novela de García Márquez. En homenaje. Escaso eco. Y sorprendente lo de ahora: hace nada, unos días, puse mi item sobre “Teatro Clásico en Alcántara” y ha sido el que más comentarios ha suscitado desde que abrí este espacio. Me da vergüenza, pero sólo han sido, por ahora, diecisiete. Basta con que uno visite algunos cuadernos por ahí para llamarla ridícula cantidad. Lo curioso es cómo los comentarios derivan y fluyen, y se alejan del primer objeto o del primer propósito del texto original. En el caso del que hablo, una referencia al tratamiento en la prensa del Festival de Alcántara ha suscitado una serie de notas en su mayoría centradas en una obra representada en el Festival de Mérida, y me sumo, lógicamente, a este modo digresivo.
Y es que leer un blog con más de cien entradas o items resulta igual que leer un diccionario. No se lee, se consulta. Se ojea.
Nota bene
. Me he permitido, con un rato de dedicación, este ejercicio de alteración del modo de lectura, y perdón por hablar tanto de mí mismo. Hoy me tenía más a mano.


La ilustración , en tres entregas, es de un poema del humanista polígrafo Juan Caramuel. Un poema en honor al Papa Alejandro VII (1599-1667) que permite 71 lecturas diferentes. La tomo de un excelente libro, el de Mârius Serra, Verbalia. Juegos de palabras y esfuerzos del ingenio literario. Barcelona, Península, 2000. Recomendación, en su día, de mi amigo Honorio Blasco.

1 comentario:

UnaExcusa dijo...

Y mira que a mí lo que más me gusta es que hables de ti... (Cualquier día de estos te hago una entrevista :P)