jueves, diciembre 07, 2006

De Gonzalo Pontón hijo a Moratín padre


“Clásicos y modernos” es una excelente colección de textos que publica Editorial Crítica y a la que tengo especial apego, no sólo por la calidad de sus ediciones, sino porque uno de sus primeros títulos que cayó en mis manos para devorar —andaba yo, y ando, con la cosa textual de Juan Marsé— fue Ronda del Guinardó, en edición, espléndida, de Fernando Valls. Porque cuando conocí —en circunstancias administrativas— a Domingo Ródenas, uno de nuestros mejores estudiosos del siglo XX y de su novela, salía en esta colección su edición de Los santos inocentes, de Delibes. Porque el director de la colección es Gonzalo Pontón Gijón, una garantía.
Ahora, otro colega amigo, Josep Maria Sala Valldaura, publica en “Clásicos y modernos” las Tragedias de Moratín padre: Lucrecia, Hormesinda y Guzmán el Bueno. Sigue ocurriendo esto con muchos textos de interés de nuestro siglo XVIII, que no han sido bien editados modernamente —algunos ni bien ni mal. En este caso, ha pasado más de un siglo y medio desde la edición de Aribau de las Obras de los dos Moratines en Rivadeneyra (1846), y las reservas críticas y los poco entusiastas comentarios de algunos estudiosos no justificaban esta carencia sobre obras publicadas por vez primera en 1763, 1770 y 1777, respectivamente.
Sala Valldaura ya había abordado muy recientemente el género en un importante estudio (De amor y política: la tragedia neoclásica española, Madrid, CSIC, 2006) y la edición de estos textos principales son un excelente complemento a esa investigación. Más aciertos son la introducción, el buen criterio de recoger las referencias bibliográficas en un capítulo sobre el estado de la crítica, las notas explicativas y las notas textuales, el tratamiento del texto, los apéndices que incluyen fuentes historiográficas de las piezas, poemas...
Es grato, también, saber del malogrado Mario Onaindía y de su tesis doctoral La construcción de la nación española. Republicanismo y nacionalismo en la Ilustración (Barcelona, Ediciones B, 2002) entre la bibliografía dieciochista para el caso de la tragedia neoclásica, con su lectura.

No hay comentarios: